jueves, 22 de diciembre de 2011

Quizá El Amor Es Simplemente Esto de Antonio Gala


Quizá el amor es simplemente esto:
entregar una mano a otras dos manos,
olfatear una dorada nuca
y sentir que otro cuerpo nos responde en silencio.

El grito y el dolor se pierden, dejan
sólo las huellas de sus negros rebaños,
y nada más nos queda este presente eterno
de renovarse entre unos brazos

Maquina la frente tortuosos caminos
y el corazón con frecuencia se confunde,
mientras las manos, en su sencillo oficio,
torpes y humildes siempre aciertan.

En medio de la noche alza su queja
el desamado, y a las estrellas mezcla
en su triste destino.
Cuando exhausto baja los ojos, ve otros ojos
que infantiles se miran en los suyos.

Quizá el amor sea simplemente eso:
el gesto de acercarse y olvidarse.
Cada uno permanece siendo él mismo,
pero hay dos cuerpos que se funden.

Qué locura querer forzar un pecho
o una boca sellada.
Cerca del ofuscado, su caricia otro pecho exige,
otros labios, su beso,
su natural deleite otra criatura.

De madrugada, junto al frío,
el insomne contempla sus inusadas manos:
piensa orgulloso que todo allí termina;
por sus sienes las lágrimas resbalan...
Y sin embargo, el amor quizá sea sólo esto:
olvidarse del llanto, dar de beber con gozo
a la boca que nos da, gozosa, su agua;
resignarse a la paz inocente del tigre;
dormirse junto a un cuerpo que se duerme.

Enemigo Intimo

Hay tardes en que todo
huele a enebro quemado
y a tierra prometida.
Tardes en que está cerca el mar y se oye
la voz que dice: "Ven".
Pero algo nos retiene todavía
junto a los otros: el amor, el verbo
transitivo, con su pequeña garra
de lobezno o su esperanza apenas.
No ha llegado el momento. La partida
no puede improvisarse, porque sólo
al final de una savia prolongada,
de una pausada sangre,
brota la espiga desde
la simiente enterrada.

En esas largas
tardes en que se toca casi el mar
y su música, un poco
más y nos bastaría
cerrar los ojos para morir. Viene
de abajo la llamada, del lugar
donde se desmorona la apariencia
del fruto y sólo queda su dulzor.
Pero hemos de aguardar
un tiempo aún: más labios, más caricias,
el amor otra vez, la misma, porque
la vida y el amor transcurren juntos
o son quizá una sola
enfermedad mortal.

Hay tardes de domingo en que se sabe
que algo está consumándose entre el cálido
alborozo del mundo,
y en las que recostar sobre la hierba
la cabeza no es más que un tibio ensayo
de la muerte. Y está
bien todo entonces, y se ordena todo,
y una firme alegría nos inunda
de abril seguro. Vuelven
las estrellas el rostro hacia nosotros
para la despedida.
Dispone un hueco exacto
la tierra. Se percibe
el pulso azul del mar. "Esto era aquello".
Con esmero el olvido ha principiado
su menuda tarea...

Y de repente
busca una boca nuestra boca, y unas
manos oprimen nuestras manos y hay
una amorosa voz
que nos dice: "Despierta.
Estoy yo aquí. Levántate". Y vivimos.


Antonio Gala

La historia del Hombre de jengibre


Érase una vez, unos viejos vivían en una casita vieja en la cima de una colina florida, la cual se rodeaba de huertas doradas, bosques y arroyos. A la vieja le encantaba hornear, y un día decidió hacer un hombre de jingebre. Formó la cabeza y el cuerpo, los brazos y las piernas. Agregó pasas jugosas para los ojos y la boca, y una fila en frente para los botones en su chaqueta. Luego puso un caramelo para la nariz. Al fin, lo puso en el horno.

La cocina se llenó del olor dulce de especias, y cuando el hombre de jingebre estaba crujiente, la vieja abrió la puerta del horno. El hombre de jingebre saltó del horno, y salió corriendo, cantando — ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — La vieja corrió, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Al correr por las flores y la colina, el hombre de jingebre se encontró con un pato que dijo — ¡Quak, quak! ¡Hueles delicioso! ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando — ¡He huido de la vieja y puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El pato lo persiguió balanceándose, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Cuando el hombre de jingebre corrió por las huertas doradas, se encontró con un cerdo que cortaba paja. El cerdo dijo— ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando— He huido de la vieja y el pato. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El cerdo lo persiguió brincando, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

En la sombra fresca del bosque, un cordero estaba picando hojas. Cuando vio al hombre de jingebre, dijo — ¡Baa, baa! ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando— He huido de la vieja y el pato y el cerdo. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El cordero lo persiguió saltando, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Más allá, el hombre de jingebre podía ver un río ondulante. Miró hacia atrás sobre el hombro y vio a todos los que estaban persiguiéndole. — ¡Paa! ¡Paa! —exclamó la vieja. — ¡Quak! ¡Quak! — graznó el pato. — ¡Oink! ¡Oink! — gruñó el cerdo. — ¡Baa! ¡Baa! — baló el cordero. Pero el hombre de jingebre se rió y continuó hacia el río.

Al lado del rio, vio a un zorro. Cantó al zorro —He huido de la vieja y el pato y el cerdo y el cordero. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — Pero el zorro astuto sonrió y dijo —Espera, hombre de jingebre. ¡Soy tu amigo! Te ayudaré a cruzar el río. ¡Échate encima de la cola! — El hombre de jingebre echó un vistazo hacia atrás y vio a la vieja, al pato, al cerdo y al cordero acercándose. Se echó encima de la cola sedosa del zorro, y el zorro salió nadando en el río.

A mitad de camino, el zorro dijo —Hombre de jingebre, el agua es más profunda que pensé. ¡Échate encima de la espalda para que no te mojes! — El hombre de jingebre se echó encima de la espalda del zorro. Después de unas brazadas más, el zorro dijo — Hombre de jingebre, el agua es aun más profunda. ¡Échate encima de la cabeza! — ¡Ja, Ja! — rió el hombre de jingebre. — ¡NUNCA me alcanzarán ahora!

— ¡Tienes la razón! —chilló el zorro. El zorro echó atrás la cabeza, tiró al hombre de jingebre en el aire, y lo dejó caer en la boca. Con un CRUJIDO, CRUJIDO, CRUJIDO fuerte, el zorro comió al hombre de jingebre todo.

La vieja regresó a casa y decidió hornear un pastel de jingebre en su lugar.

La historia del Hombre de jengibre


Érase una vez, unos viejos vivían en una casita vieja en la cima de una colina florida, la cual se rodeaba de huertas doradas, bosques y arroyos. A la vieja le encantaba hornear, y un día decidió hacer un hombre de jingebre. Formó la cabeza y el cuerpo, los brazos y las piernas. Agregó pasas jugosas para los ojos y la boca, y una fila en frente para los botones en su chaqueta. Luego puso un caramelo para la nariz. Al fin, lo puso en el horno.

La cocina se llenó del olor dulce de especias, y cuando el hombre de jingebre estaba crujiente, la vieja abrió la puerta del horno. El hombre de jingebre saltó del horno, y salió corriendo, cantando — ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — La vieja corrió, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Al correr por las flores y la colina, el hombre de jingebre se encontró con un pato que dijo — ¡Quak, quak! ¡Hueles delicioso! ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando — ¡He huido de la vieja y puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El pato lo persiguió balanceándose, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Cuando el hombre de jingebre corrió por las huertas doradas, se encontró con un cerdo que cortaba paja. El cerdo dijo— ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando— He huido de la vieja y el pato. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El cerdo lo persiguió brincando, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

En la sombra fresca del bosque, un cordero estaba picando hojas. Cuando vio al hombre de jingebre, dijo — ¡Baa, baa! ¡Para, hombre de jingebre! ¡Quiero comerte! — Pero el hombre de jingebre siguió corriendo, cantando— He huido de la vieja y el pato y el cerdo. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — El cordero lo persiguió saltando, pero el hombre de jingebre corrió más rápido.

Más allá, el hombre de jingebre podía ver un río ondulante. Miró hacia atrás sobre el hombro y vio a todos los que estaban persiguiéndole. — ¡Paa! ¡Paa! —exclamó la vieja. — ¡Quak! ¡Quak! — graznó el pato. — ¡Oink! ¡Oink! — gruñó el cerdo. — ¡Baa! ¡Baa! — baló el cordero. Pero el hombre de jingebre se rió y continuó hacia el río.

Al lado del rio, vio a un zorro. Cantó al zorro —He huido de la vieja y el pato y el cerdo y el cordero. ¡Puedo huirte, también! ¡Corre, corre, tan pronto como puedas! No puedes alcanzarme. ¡Soy el hombre de jingebre! — Pero el zorro astuto sonrió y dijo —Espera, hombre de jingebre. ¡Soy tu amigo! Te ayudaré a cruzar el río. ¡Échate encima de la cola! — El hombre de jingebre echó un vistazo hacia atrás y vio a la vieja, al pato, al cerdo y al cordero acercándose. Se echó encima de la cola sedosa del zorro, y el zorro salió nadando en el río.

A mitad de camino, el zorro dijo —Hombre de jingebre, el agua es más profunda que pensé. ¡Échate encima de la espalda para que no te mojes! — El hombre de jingebre se echó encima de la espalda del zorro. Después de unas brazadas más, el zorro dijo — Hombre de jingebre, el agua es aun más profunda. ¡Échate encima de la cabeza! — ¡Ja, Ja! — rió el hombre de jingebre. — ¡NUNCA me alcanzarán ahora!

— ¡Tienes la razón! —chilló el zorro. El zorro echó atrás la cabeza, tiró al hombre de jingebre en el aire, y lo dejó caer en la boca. Con un CRUJIDO, CRUJIDO, CRUJIDO fuerte, el zorro comió al hombre de jingebre todo.

La vieja regresó a casa y decidió hornear un pastel de jingebre en su lugar.

viernes, 2 de diciembre de 2011

"Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas" (Mt. 10,16)

Observa la sabiduría que se manifiesta en las palomas, en las flores, en los árboles y en toda la naturaleza. Es la misma sabiduría que hace por nosotros lo que nuestro cerebro es incapaz de hacer: que circule nuestra sangre, que funcione nuestro aparato digestivo, que lata nuestro corazón, que se dilaten nuestros pulmones, que se inmunice nuestro organismo y que curen nuestras heridas, mientras nuestra mente consciente se ocupa de otros asuntos. Esta especie de sabiduría natural es algo que apenas estamos empezando a descubrir en los llamados "pueblos primitivos", tan sencillos y sabios como las palomas.

Nosotros, en cambio, que nos consideramos mas avanzados, hemos desarrollado otra clase de sabiduría, la astucia del cerebro, porque hemos constatado que podemos perfeccionar la naturaleza y procurarnos una seguridad, una protección, una duración de vida, una velocidad y un bienestar insospechados para los pueblos primitivos. todo ello gracias a un cerebro plenamente desarrollado. el desafío que se nos presenta consiste, pues, en recobrar la sencillez y la sabiduría de la paloma sin perder la astucia de nuestro cerebro serpentino.

¿Cómo podemos lograrlo? Comprendiendo algo sumamente importante, a saber, que siempre que nos esforzamos por perfeccionar la naturaleza yendo contra ella, estamos dañándonos a nosotros mismos, porque la naturaleza es nuestro mismo ser. es como si tu mano derecha luchara contra tu mano izquierda, o tu pie derecho pisara tu pie izquierdo: ambas manos o ambos pies saldrían perdiendo y, en lugar de ser creativo y activo y eficaz, te verías encerrado en un permanente conflicto. Así es como está la mayoría de las personas en el mundo. Échales un vistazo: están como muertas, carentes de creatividad, bloqueadas, porque se hallan en conflicto con la naturaleza, tratando de perfeccionarse a base de ir contra las exigencias de la misma. En cualquier conflicto entre la naturaleza y tu cerebro, trata de apoyar a aquella; si la combates, acabará destruyéndote. El secreto, por tanto, consiste en perfeccionar la naturaleza en armonía con ella. Pero ¿cómo puedes alcanzar dicha armonía?

En primer lugar, piensa en un cambio que deseas realizar en tu vida o en tu personalidad. ¿Estás tratando de forzar ese cambio en tu naturaleza a base de esfuerzo y de desear ser algo que tu ego ha proyectado? He aquí la serpiente en pugna con la paloma. ¿O te contentas, por el contrario, con observar, comprender y ser consciente de tu situación y tus problemas actuales, sin forzar las cosas que tu ego desea, dejando que la realidad efectúe los cambios de acuerdo con los planes de la naturaleza y no con tus propios planes? si es así, entonces posees el perfecto equilibrio entre la serpiente y la paloma. Echa, pues, un vistazo a algunos de esos problemas tuyos y de esos cambios que deseas que se produzcan en ti, y observa cuál es tu proceder al respecto. Mira cómo tratas de provocar el cambio - tanto en ti como en los demás- a base de emplear el castigo y la recompensa, la disciplina y el control, la represión y la culpa, la codicia y el orgullo, la ambición y la vanidad..., en lugar de hacerlo mediante la acepción amorosa y la paciencia, la comprensión laboriosa y la consciencia vigilante.

En segundo lugar, piensa en tu cuerpo y compáralo con un animal en su hábitat natural. El animal nunca tiene exceso de peso, y sólo está en tensión antes de luchar o volar. Jamás come ni bebe lo que no es bueno para él. Se ejercita y descansa cuanto necesita. No se expone más ni menos de lo debido a los elementos naturales (el viento, el sol, la lluvia, el frío o el calor). Y ello se debe a que el animal escucha su propio cuerpo y se deja guiar pos la sabiduría del mismo. Compáralo con tu estúpida astucia. Si tu cuerpo pudiera hablar, ¿qué diría? Observa la codicia, la ambición, la vanidad y el deseo de aparentar y de agradar a los demás que te hacen ignorar la voz de tu propio cuerpo, mientras corres tras objetivos que te propone tu ego. Verdaderamente, has perdido la sencillez de la paloma.

En tercer lugar, pregúntate cuál es el contacto que tienes con la naturaleza, con los árboles, la tierra, la hierba, el cielo, el viento, la lluvia, el sol, las flores, las aves y demás animales... ¿Cuál es tu grado de exposición a la naturaleza? ¿Hasta qué punto comulgas con ella, la observas, la contemplas con asombro, te identificas con ella...? Cuando tu cuerpo está demasiado alejado de los elementos, se marchita, se vuelve fofo y frágil, porque ha quedado aislado de su fuerza vital. Cuando estás demasiado alejado de la naturaleza, tu espíritu se seca y muere, porque ha sido violentamente separado de sus raíces.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

PRIMERA PARTE: El Tao de la salud


TROFOLOGÍA: LA CIENCIA DE COMBINAR LOS ALIMENTOS

En comparación con el concepto taoísta de equilibrio, la idea occidental de una «dieta equilibrada» resulta simplista y superficial.
Los médicos occidentales recomiendan a todo el mundo que «tome un poco de todo en cada comida», mezclando elementos tan dispares como la carne, la leche, féculas, grasas y azúcar. Un consumo de comida tan indiscriminado no es muy distinto a llenar el depósito de un automóvil con una combinación de gasolina, gasoil, alcohol y azúcar.

Una mezcla así no podrá arder eficazmente, proporcionará poca potencia y no tardará en atascar el motor a tal punto que le será imposible seguir funcionando. La recomendación que aparece citada al comienzo de este capítulo, extraída de un libro ofrecido al emperador que fundó la dinastía Ming con ocasión del centésimo aniversario del autor, refleja claramente el hecho de que los antiguos chinos eran muy conscientes de la importancia de una correcta combinación de los alimentos.
Esta sabiduría también la poseyó en otro tiempo Occidente, como lo demuestra la estricta norma mosaica de que nunca se debe consumir carne y leche en la misma comida.

En nuestro idioma, el Yin/Yang de la dieta se conoce como «trofología», una palabra que probablemente ni usted ni su médico han oído hasta ahora. La enseñanza de la medicina en Occidente, sobre todo en los Estados Unidos, deja mucho que desear en cuestión de nutrición, si bien actualmente existen en América y en Europa unos cuantos científicos nutricionales que, a pesar del desdén de sus colegas de la clase médica, están realizando grandes adelantos en la ciencia de la trofología.

El equivalente científico occidental del equilibrio Yin/yang en las combinaciones de alimentos es algo que todos aprendimos en la escuela en las clases de química elemental: el equilibrio ácido/básico, o «pH».Todos sabemos que, si añadimos una medida de ácido a una medida igual de álcali, la solución química resultante es tan neutra como el agua corriente.

De ahí la idea de tomar bicarbonato (una sustancia muy alcalina) para aliviar la «acidez» de estómago.

Está científicamente comprobado por la medicina occidental que para iniciar la buena digestión de cualquier proteína animal concentrada, el estómago debe secretar pepsina. Pero también está demostrado que la pepsina sólo puede actuar en un medio sumamente ácido, que debe mantenerse durante varias horas hasta la completa digestión de las proteínas.

Otro hecho igualmente comprobado por la ciencia es que, cuando masticamos un pedazo de pan, de patata o de cualquier otro hidrato de carbono/fécula, las glándulas salivales segregan de inmediato ptialina y otros jugos alcalinos. Después de tragada, la fécula alcalinizada necesita hallar en el estómago un medio alcalino para acabar de ser digerida por completo.

Todo el mundo puede comprender lo que ocurre, pues, cuando se ingieren simultáneamente féculas y proteínas.
El estómago, en respuesta a la presencia de las proteínas y las féculas, segrega al mismo tiempo jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y dejan una solución acuosa incapaz de digerir correctamente ni una cosa ni otra.
Lo que sucede a continuación es que las proteínas se pudren y las féculas fermentan, debido a la constante presencia de bacterias en el canal digestivo.

La putrefacción y la fermentación son las causas principales de todo tipo de problemas digestivos, como gases, ardor, hinchazón, estreñimiento, heces fétidas, hemorroides sangrantes, colitis y demás. Muchas de las llamadas «alergias» son también consecuencia directa de la mala combinación de los alimentos:la corriente sanguínea absorbe toxinas de la masa fermentada y putrefacta que llena los intestinos, y estas toxinas a su vez provocan erupciones, urticaria, dolores de cabeza, náuseas y otros de los síntomas que habitualmente se catalogan como «alergias».

Los mismos alimentos capaces de desencadenar una reacción alérgica cuando están incorrectamente combinados muchas veces no producen ningún efecto nocivo cuando se consumen de acuerdo con las leyes de la trofología.

La cuestión se reduce a lo siguiente: cuando inmoviliza su estómago y perturba sus funciones digestivas con el consumo de alimentos indiscriminadamente combinados, las bacterias del canal digestivo se dan una fiesta. Aprovechan todos los nutrientes y se multiplican, mientras usted se queda con los desechos y padece.

Según un reciente estudio llevado a cano en los Estados Unidos, el varón norteamericano medio de hoy lleva en sus intestinos más de dos kilos de carne roja en putrefacción y sin digerir. Deje un par de kilos de carne en un lugar húmedo, caliente y oscuro durante unos cuantos días compruebe luego usted mismo los resultados de la putrefacción. El estado gravemente séptico del tracto intestinal humano constituye un caso único en la naturaleza, y aun así los médicos occidentales lo toman como normal e incluso insisten en que resulta inofensivo para el resto del organismo.

La realidad es otra. A fin de protegerse de la irritación tóxica crónica causada por las comidas mal combinadas, el colon segrega grandes cantidades de mucosidad para envolver las partículas tóxicas antes de que dañen su sensible mucosa.

Cuando esto sucede en todas las comidas, todos los días, todas las semanas del año -como es lo habitual en las modernas dietas occidentales- el colon termina segregando un flujo constante de moco, que se acumula y se incrusta en los pliegues del colon. Esto produce una reducción de la luz del colon y un constante filtrado de toxinas al torrente sanguíneo, por ósmosis. Cuando la incrustación de mucosidades tóxicas en el colon alcanza una presión crítica, produce una bolsa que se hincha como un globo hacia el exterior, provocando lo que se llama una diverticulosis.

La colitis y el cáncer son las siguientes etapas de deterioro del colon debido a estas condiciones.

Tras haber establecido una correspondencia entre el Tao de la alimentación y la terminología científica occidental, pasemos ahora a examinar con detalle el aspecto práctico de la trofología mediante algunos ejemplos concretos de combinación de alimentos.

Las combinaciones enumeradas a continuación incluyen la mayor parte de los «crímenes culinarios» contra la ley de la naturaleza que se cometen a diario en todo el mundo. Esta lista se basa fundamentalmente en los trabajos del Dr. Herbert M. Shelton, uno de los más distinguidos terapeutas nutricionales de los Estados Unidos y autor de la «Biblia» de las combinaciones culinarias correctas, Food Combining Made Easy:
·
Proteína y fécula: Es la peor combinación de alimentos que se puede dar en una misma comida, y aun así constituye el plato fuerte de las modernas dietas occidentales: carne con puré, hamburguesa con patatas fritas, huevos con pan, etc. Cuando se consume una proteína y una fécula al mismo tiempo, la enzima alcalina ptialina se mezcla con la comida al mascarla en la boca. Cuando la comida masticada llega al estómago, prosigue la digestión de la fécula con otras enzimas alcalinas, lo cual impide que la proteína sea digerida por la pepsina y otros jugos ácidos. Esto permite que las bacterias siempre presentes en el estómago ataquen la proteína, con lo que se desencadena la putrefacción. Los nutrientes de la comida proteínica se vuelven casi inaprovechables para usted y producen desechos tóxicos y gases fétidos, en los que se encuentran venenos como el indol, el escatol, el fenol, el sulfuro de hidrógeno, el ácido fenilpropiónico y otros.

En tal caso, cabe preguntarse, ¿cómo es que el estómago no tiene ningún problema para digerir aquellos alimentos que por naturaleza contienen proteína y almidón, como los cereales integrales?

Como señala el Dr. Shelton, «existe una gran diferencia entre la digestión de un alimento, por compleja que sea su composición, y la digestión de una mezcla de alimentos distintos. Ante un alimento simple que contenga una combinación de proteína y fécula, el cuerpo puede regular fácilmente sus secreciones, tanto en potencia como en sincronización, a las exigencias digestivas del alimento. Pero cuando se consumen dos alimentos con exigencias digestivas distintas, incluso contradictorias, esta precisa regulación de las secreciones resulta imposible»...

Leche: Llegamos ahora a una de las cuestiones más polémicas y peor comprendidas de toda la dieta occidental Los orientales y los africanos evitan tradicionalmente el consumo de leche, excepto como purgante. Pero en el mundo occidental, la gente se acostumbra a tomar leche a diario durante toda su vida.

Si observamos la naturaleza, veremos que los animales se alimentan exclusivamente de leche hasta ser destetados con otros alimentos.

La desaparición natural de la lactasa (la enzima que permite digerir la leche) del organismo humano a la llegada de la madurez demuestra claramente que los humanos adultos no tienen más necesidad de leche que los tigres o los chimpancés adultos.

Aunque la leche es un alimento proteínico completo cuando se consume al natural, también contiene grasa, lo cual quiere decir que combina mal con cualquier otro alimento salvo ella misma. Sin embargo, muchos adultos tienen la costumbre de acompañar sus comidas con leche fría. La leche se cuaja nada más llegar al estómago, de modo que, si hay otro alimento presente, los grumos se coagulan en torno a las partículas de comida y las aíslan de la acción de los jugos gástricos, retrasando su digestión el tiempo suficiente para que comience la putrefacción. Por consiguiente, la primera y más importante norma a tener en cuenta sobre el consumo de leche es: «Bébala sola o no la beba».

Hoy en día, la leche se vuelve todavía más indigerible a causa de la práctica generalizada de la pasteurización, que destruye todas las enzimas naturales y altera sus delicadas proteínas. La leche al natural contiene las enzimas activas lactasa y lipasa, que hacen posible que se digiera por sí misma.

La leche pasteurizada, desprovista de lactasa y demás enzimas activas, no puede ser correctamente digerida por los estómagos adultos, e incluso resulta difícil para los niños, como lo demuestran los cólicos, erupciones, problemas respiratorios, gases y demás afecciones tan frecuentes en los bebés alimentados con biberón. Además, la ausencia de enzimas y la alteración de las proteínas vitales hace que el calcio y los restantes minerales contenidos en la leche no sean bien asimilados.

Hacia 1930, el Dr. Francis M. Pottenger realizó un estudio de 10 años de duración sobre los efectos relativos de una dieta de leche pasteurizada y otra al natural en una población de 900 gatos. Uno de los grupos no recibía nada más que leche entera al natural, mientras que el otro era alimentado exclusivamente con leche entera pasteurizada de la misma procedencia.

Los gatos alimentados con leche natural evolucionaron bien, manteniéndose sanos, activos y alerta durante toda su vida, pero los alimentados con leche pasteurizada pronto se volvieron inquietos, confusos y sumamente vulnerables a un gran número de enfermedades degenerativas crónicas que normalmente se relacionan con el ser humano: enfermedades cardíacas, afecciones renales y tiroideas, problemas respiratorios, pérdida de dientes, fragilidad ósea, inflamación hepática, etc.

Pero lo que más llamó la atención al Dr. Pottenger fue lo que les sucedía a la segunda y tercera generaciones.
Los primeros descendientes del grupo de la leche pasteurizada nacieron todos con mala dentadura y huesos pequeños y débiles, síntomas evidentes de una deficiencia de calcio que indicaban a su vez una mala absorción del calcio de la leche pasteurizada. Los descendientes del grupo de la leche al natural nacieron tan sanos como sus progenitores. Muchos de los gatitos de la tercera generación del grupo pasteurizado nacieron muertos, y los que sobrevivieron eran todos estériles e incapaces de reproducirse.

El experimento debió terminar ahí porque no hubo una cuarta generación de gatos alimentados con leche pasteurizada, aunque el grupo de la leche al natural siguió reproduciéndose y criando indefinidamente. Si esto no le parece prueba suficiente de los efectos nocivos de la leche pasteurizada, tenga en cuenta que incluso los terneros recién nacidos que son alimentados con leche pasteurizada obtenida de sus propias madres suelen morir antes de seis meses, un hecho comprobado que la industria lechera comercial se resiste a reconocer.

A pesar de todas estas pruebas científicas a favor de la leche al natural y contra la leche pasteurizada, y a pesar del hecho de que hasta comienzos del siglo XX la especie humana medró con la leche al natural, en la actualidad está prohibida la venta de leche natural al consumidor en casi todos los estados norteamericanos. Para la industria lechera resulta mucho más rentable pasteurizar la leche a fin de alargar su tiempo de vida en el comercio, aunque esta leche desnaturalizada no haga ningún bien en absoluto a la salud humana. Además, la pasteurización hace que la leche de las vacas enfermas en vaquerías poco sanitarias resulte relativamente «inofensiva» para el hombre, ya que mata algunos de los gérmenes peligrosos -aunque no todos-, y esto también contribuye a abaratar los costes de producción de la industria.

Sólo hicieron falta tres generaciones para que los gatos del Dr. Pottenger alimentados con leche pasteurizada se volvieran estériles y debilitados. Y éste es el número aproximado de generaciones que europeos y norteamericanos llevan alimentándose con leche pasteurizada. Hoy en día, la esterilidad se ha convertido en un problema de importancia entre las jóvenes parejas norteamericanas, mientras que la deficiencia de calcio se ha extendido tanto que más del costumbre de «homogeneizar» la leche con el fin de evitar que se separe la nata.

La homogeneización consiste en fragmentar y pulverizar las moléculas grasas hasta el punto de que no puedan separarse del resto de la leche. Pero los minúsculos fragmentos de grasa así obtenidos se filtran con facilidad a través de las paredes del intestino delgado y aumentan considerablemente la cantidad de colesterol y grasas desnaturalizadas absorbidas por el cuerpo. En realidad, se absorbe más grasa láctea bebiendo leche homogeneizada que consumiendo nata pura.

Las mujeres preocupadas por la osteoporosis deberían tomar buena nota de todos estos datos sobre los productos lácteos pasteurizados: esta leche desnaturalizada no aporta el calcio suficiente para combatir la citada enfermedad, como queda plenamente demostrado por el hecho de que las mujeres norteamericanas (y de otros paises), que consumen grandes cantidades de diversos productos lácteos pasteurizados, presentan una mayor incidencia de osteoporosis que las de cualquier otro país del mundo.

La col cruda, por ejemplo, proporciona muchísimo más calcio asimilable que cualquier cantidad de leche pasteurizada o sus derivados, como yogures, quesos y todos los demás productos lácteos desnaturalizados.

Recientes estudios realizados en el Centro de Investigaciones Humanas de Grand Forks, en Dakota del Norte (EE.UU.), indican que el elemento boro es también un factor esencial para la absorción del calcio de los alimentos y para su utilización por el cuerpo en la formación de los huesos. Aún más digno de mención, el nivel de estrógenos en la sangre de mujeres que recibían cantidades adecuadas de boro ascendió a más del doble, eliminando la necesidad de una terapia de administración de estrógenos, que es un «parche» habitual contra la osteoporosis en los países de Occidente.

¿Y dónde se encuentra el boro?
En las frutas y verduras frescas, sobre todo en manzanas, peras, uva, nueces, col y otras verduras de hoja, donde también encontramos calcio. La naturaleza nos proporciona abundantes fuentes de todas las sustancias nutrientes que necesitamos, pero el ser humano insiste en cocerlas y elaborarlas hasta eliminarlas todas, y luego se pregunta por qué no da resultado su dieta.

Jugos terapéuticos


Describiremos los zumos terapéuticos adecuados para cada órgano y afección a curar o prevenir. Deben tomarse al natural e inmediatamente después de la extracción.

Aparato digestivo: Estómago, intestino hígado, vesícula biliar, páncreas.



Cólicos:

Dolor abdominal causado por un exceso de gases y ácidos debido a la fermentación de alimentos incorrectamente combinados. Zumo de zanahorias (10 partes), remolacha (3 partes) y pepino (3 partes) esta mezcla de zumos es muy rica en elementos orgánicos alcalinos como sodio, potasio y fósforo, neutraliza la acidez, ayuda a expulsar gases, favorece" el peristaltismo, 1 litro por día.



Gastritis:

Trastornos estomacales debido a un exceso de gases y ácidos formados por combinaciones de alimentos incompatibles, especias estimulantes, café ' alcohol, y otros irritantes. Zumo de zanahorias (Igual cólicos)- Zumo espinacas (6 partes), zanahoria( 10 partes) Zumo de uva (de 1/2 a 1 kilo por día).



Obesidad:

Exceso de tejido adiposo depositado por todo el cuerpo, debido a un exceso de consumo de féculas y azúcares refinados al consumo habitual de combinaciones de alimentos incompatibles. En ocasiones la obesidad se debe a trastornos glandulares, pero estos pueden ser también por los malos hábitos alimenticios, de modo que pueden combatirse con la misma terapia nutricional. Zumo de zanahoria. Zumo de zanahoria remolacha y pepinos. Zumo de espinaca. Zumo de col (Mezclar en partes iguales con el de zanahorias)


Todos estos jugos tienen la función de ir desprendiendo de las paredes del intestino todo lo estancado a la vez que van alcalinizando la sangre librándola de las Impurezas y desechos putrefactos del estómago y del intestino superior, facilitan una rápida eliminación. El zumo de zanahorias crudo, limpia de desechos todo el canal digestivo, desintoxica el hígado y equilibra el sistema endocrino, todo lo cual ayuda a curar y prevenir la obesidad.



Trastornos hepáticos (cirrosis-hepatitis)

Endurecimiento, congestión y degeneración del hígado a causa del excesivo consumo de féculas refinadas (especialmente harinas blancas), azúcares refinados, grasas hidrogenadas y carnes demasiado cocidas y la insuficiencia de alimentos crudos en la dieta-, también se debe al abuso del alcohol, las drogas y la nicotina. Zumo de zanahoria: 1 a 1 1/2 litros por día.



Úlceras gástricas:

Inflamación e irritación graves en las paredes del estómago y el duodeno, debido a la fermentación y putrefacción de combinaciones de alimentos incompatibles, a un excesivo consumo de aditivos y conservantes químicos, al abuso de alcohol y especies excesivamente estimulantes. Zumo de col, mezclado en partes iguales con jugo de zanahoria: 1/2 a 1 litro por día.

martes, 29 de noviembre de 2011

"La vida no te está esperando en ninguna parte, te está sucediendo. No se encuentra en el futuro como una meta que has de alcanzar, está aquí y ahora, en este mismo momento, en tu respirar, en la circulación de tu sangre, en el latir de tu corazón. Cualquier cosa que seas es tu vida y si te pones a buscar significados en otra parte, te la perderás".

viernes, 25 de noviembre de 2011

20 CONSEJOS DE LOS INDÍGENAS NORTEAMERICANOS

1. Levántate con el sol para orar. Ora sola(o). Ora frecuentemente. El Gran Espíritu oirá, ciertamente, si le hablas.

2. Sé tolerante con aquellos que han perdido el camino. La ignorancia, la presunción, la ira, los celos y la avaricia (codicia), provienen de un alma perdida. Ora para que ellos encuentren guía.

3. Búscate a ti mismo, por tus propios medios. No permitas que otros hagan tu camino por ti. Es tu senda, y sólo tuya. Otros pueden caminar contigo, pero nadie puede hacer tu camino (o caminar tu senda) por ti.

4. Trata a los huéspedes en tu casa con mucha consideración. Sírveles la mejor comida, dales la mejor cama y trátalos con respeto y honor.

5. No tomes lo que no es tuyo, sea de una persona, una comunidad, de la selva o de una cultura. No fue dado ni ganado. No es tuyo.

6. Respeta todas las cosas que están sobre esta tierra, sean personas o plantas.7. Honra los pensamientos, deseos y palabras de todas las personas. Nunca los irrumpas, ni te burles de ellos, ni los imites de manera grosera.Permite a cada persona el derecho a su expresión personal.8. Nunca hables de los demás de mala manera. La energía negativa que pones en el universo se multiplicará cuando retorne a ti.9. Todas las personas comenten errores. Y todos los errores pueden ser perdonados.

10. Malos pensamientos causan enfermedad a la mente, al cuerpo y al espíritu. Practica el optimismo.

11. La naturaleza no es PARA nosotros. Es PARTE de nosotros. Ella es parte de tu familia del mundo.

12. Los niños son las semillas de nuestro futuro. Siembra amor en sus corazones y riégalos con sabiduría y lecciones de vida. Cuando crezcan, dales espacio para crecer.

13. Evita herir los corazones de los demás. El veneno de su sufrimiento retornará a ti.

14. Sé verdadero (veraz) todo el tiempo. La honestidad es la prueba de la voluntad de uno en este universo.

15. Consérvate balanceado. Tu persona Mental, tu persona Espiritual, tu persona Emocional, y tu persona Física: todas tienen la necesidad de ser fuerte, puras y saludables.

Ejercita al cuerpo para fortalecer la mente.

Crece mucho espiritualmente para curar enfermedades emocionales.

16. Haz decisiones conscientes acerca de quién serás y acerca de cómo reaccionarás. Sé responsable por tus propios actos.

17. Respeta la privacidad y el espacio personal de los demás. No toques la propiedad personal de los demás, especialmente los objetos sagrados y los objetos religiosos. Esto está prohibido.

18. Sé verdadero ante ti mismo primero que todo. No puedes nutrir y ayudar a otros si no puedes nutrirte y ayudarte a ti mismo primero.

19. Respeta las creencias religiosas de los demás. No impongas en los demás tus propias creencias.

20. Comparte tu buena fortuna con los demás. Participa en la caridad.

Publicado por Tahíta -♥ en "WAKAN"...ECOS ANCESTRALES de

Comunidad Conciencia

♥♥♥ CO-CREANDO UNA NUEVA HUMANIDAD EN LA NUEVA TIERRA ♥♥♥

Elegid la Naturaleza. Osho



Siempre que veáis que la sociedad está en conflicto con la naturaleza, elegid la naturaleza... sin importar el precio. Jamás perderéis.
Hasta ahora se ha considerado que el individuo existe para la socie­dad, de modo que ha de acatar lo que la sociedad dicte. Debe encajar en ella. Esa es la definición del ser humano normal: uno que encaja en la sociedad. Aunque la sociedad esté loca, hay que encajar en ella; enton­ces sois normales.
El problema que ahora se le plantea al individuo es que la naturaleza exige una cosa y la sociedad lo contrario. Si la sociedad demandara lo mismo que la naturaleza, no habría conflicto. Habríamos permanecido en el Jardín del Edén.
El problema surge porque la sociedad tiene sus propios intereses, que no necesariamente están en sintonía con el individuo y sus intereses. La sociedad posee sus propios intereses; el individuo ha de ser sacrificado. Nos encontramos en un mundo que está patas arriba. Lo correcto sería justo lo opuesto.
El individuo no existe para la sociedad, sino esta para el individuo. Porque la sociedad es simplemente una institución, carece de alma. El individuo posee alma, que es el centro consciente.
Fuente: Día a Día. 365 meditaciones para el aquí y el ahora. Osho

¿Qué es un Mantra?


El mantra es una palabra o grupo de palabras sin un contenido semántico específico. Un mantra es un conjunto de sílabas en sánscrito (lengua sagrada del hinduismo y del budismo tántrico) que se recita un determinado número de veces para conseguir un logro, que puede ser mundano (obtener algo, lograr alguna habilidad) o trascendente (el logro supremo, que en el budismo tibetano consiste en la iluminación no solamente racional, sino de la verdadera naturaleza de la mente). También puede definirse como un sonido o combinación de palabras que por su construcción, significado y ritmo, posee la capacidad de concentrar la mente, elevandola.
La palabra es sonido. El sonido es vibración. Vibración es energía. Según el hinduismo, el mantra Om es el sonido primigenio del universo, el origen y principio de todos los mantras.
En la tradición hindú, la función primordial de los mantras es liberar a la mente del condicionamiento material y elevar la conciencia a un plano superior o espiritual
En el budismo tibetano, cada mantra se considera el sonido correspondiente a un cierto aspecto de la iluminación y se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada.
Por ejemplo, el conocido om mani padme hum corresponde a la compasión. Se traduce: ¡Oh, joya en el loto!, siendo originalmente el célebre mantra om el símbolo sonoro correspondiente al Brahman, aunque tal mantra pasó a ser parte de una célebre frase budista.

De la misma manera que el popularizado arte del Feng Shui regula la circulación de energía positiva en el hogar, o sea, en el espacio exterior para que inclusive aumente nuestra armonía exterior, también los mandalas proponen utilizar un símbolo exterior para actuar sobre lo más profundo de nuestro ser.
Mandala quiere decir "círculo" en sánscrito, en especial "círculo mágico". Estas figuras no sólo están extendidas en Oriente. En Occidente estuvieron también presentes, sobre todo a través de la cultura cristiana de principios de la Edad Media.
Los Mandalas más clásicos representaban a Cristo en el centro, y los cuatro evangelistas, o sus símbolos correspondientes, en los puntos cardinales (la misma concepción ya había sido usada por los egipcios : Horus en el centro, rodeado por sus cuatro hijos)
Los Mandalas son símbolos muy comunes en la cultura hindú y budista. Se encuentran básicamente en pinturas, pero también en el plano de muchos templos que se construyeron basados en esa estructura.
La mayor parte de los Mandalas tienen forma de flor, cruz o rueda, con una clara simetría basada en el número cuatro (por ejemplo, las cuatro direcciones del espacio).
En Occidente el célebre psicólogo Carl Gustav Jung descubrió que muchos de sus pacientes expresaban libremente sus fantasías dibujando Mandalas arquetípicos, y los que no los dibujaban los bailaban, realizando círculos y formas sobre el suelo con sus desplazamientos.
Con respecto a este descubrimiento casual, se sabe que en la India existe el término mandala nritya que quiere decir, "danza mandala" y que se refiere a un baile primitivo con características meditativas, similares a los giros tipo "trompo" que realizan los derviches sufis (monjes del Oriente Medio ).
Como dijimos, Carl Gustav Jung trabajó intensamente con el efecto curativo de estas imágenes circulares, tanto en niños como en adultos.
Comprobó que pintar mandalas era una terapia efectiva para pacientes neuróticos y esquizofrénicos.
Así es: un mandala puede reflejar el estado del espíritu humano en un momento determinado, iniciando un proceso de autodescubrimiento como primer paso hacia la sanación.
Los intentos de aferrarse a la periferia de nuestro mandala interior -cautivos del mundo exterior y superficial- y de negarse a conectar con nuestro centro íntimo, fracasan.
Por eso, desde el punto de vista terapéutico, la función del mandala es ayudarnos a alcanzar a través de su forma, color y contenido la armonía interna, para rescatar lo más verdadero que hay en nosotros: el centro o nuestro Ser profundo.
Los lamas tibetanos suelen realizar los mandalas con arena coloreada, que representan el Universo que será purificado cada año. Al igual que sucede en el proceso cósmico, el esfuerzo creativo de varias semanas de los monjes se destruye durante un ritual que sólo dura algunas horas. En esas ocasiones se suele derramar el fruto de tanta dedicación sobre las aguas de algún río, como símbolo de la transitoriedad de las cosas y de desapego. Una antigua forma de meditar Las indicaciones para contemplar un mandala son: elegir un lugar tranquilo, hacerse consciente de la respiración, permitir que se haga cada vez más lenta, sin forzar, posar suavemente la mirada en el mandala con la calma de quien por fin llega a su hogar.
Contemplarlo de esta manera brinda serenidad y el sentimiento de que la vida ha encontrado nuevamente un sentido. Dibujar y pintar estos "círculos de poder" es también una vía de meditación, por ese motivo es muy positivo para las personas muy nerviosas, estresadas, y dispersas ya que refuerza la concentración y aleja la inquietud, otorgando seguridad y una sensación de gran libertad. En los templos hindúes y tibetanos, los mandalas suelen permanecer cubiertos con una tela o manto, que se levanta en el momento de iniciar la meditación y se vuelve a desplegar el resto el tiempo con objeto de preservar y concentrar su energía. Se afirma que nuestro espíritu siempre utiliza un lenguaje simbólico como la vida real. El desafío es tratar de comunicarse con él y permitir que se exprese mientras dibujamos, sin estar limitado por las palabras. Al entablar nuevamente la comunicación con nuestra naturaleza más íntima, las puertas de la curación y de la resolución de nuestros problemas comienzan a abrirse.
Los especialistas afirman que el símbolo mandálico también posee un efecto mágico sobre su autor o quien lo contemple.
Dicho beneficio proviene del "círculo protector" o "círculo encantado", cuya magia se ha descrito en innumerables relatos populares. Se dice que con la ayuda de un entendido, y trazando imaginariamente un surco alrededor nuestro, o sea, del centro, se puede frenar el ataque o evitar la distracción de lo que provenga del exterior (lo periférico, superficial, frívolo)
Propuesta para empezar:
Decida qué clase de pintura o lápices usará. También el papel o tela que más le guste.
Siéntese cómodo y realice una serie de respiraciones profundas que lo tranquilicen y progresivamente lo instalen en una actitud receptiva.
Si al comienzo siente que le sale todo mal, trate de no autocondenarse.
Tenga más confianza y suéltese.
Haga de cuenta que es un niño y que está jugando . A medida que empiece a dibujar, irán surgiendo de su inconsciente formas que luego le resultarán significativas en relación a la época de la vida que está atravesando.
Visualizar un mandala durante la meditación o dibujarlo con mucha tranquilidad además de relajarnos, aporta equilibrio y seguridad.
¿A quiénes se les recomienda especialmente este tipo de terapia?
A personas adultas:
  • Que experimenten sensación de soledad .
  • Que transitan períodos de cambio
  • Que tienen un permanente sentimiento de enojo
  • Muy nerviosas y con dificultad de concentración.
  • Con falta de autoestima.
  • Que se sienten débiles o tristes.
Y también para niños:
  • Que padezcan trastornos de motricidad.
  • Que no puedan fortalecer su personalidad.
  • Que sean nerviosos o no se puedan concentrar.
  • Muy pasivos y apáticos.
Si te interesan los mandalas, te invito a ver más en http://www.talleremunah.com.ar/

Mito de la caverna. Platón

Platón nos ofrece en el famoso texto siguiente el mito de la caverna, metáfora de la situación del hombre en relación a la verdad y al ser y concentrada imagen de las tesis más importantes de su filosofía.
"I. -Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus maravillas.
-Ya lo veo -dijo.
-Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
-Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños pioneros!
-Iguales que nosotros -dije-, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
-¡Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
-¿Qué otra cosa van a ver?
-Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? Forzosamente.
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
-No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
-Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza , les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-Mucho más -dijo.
II. -Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?
-Así es -dijo.
-Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
-¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? Efectivamente.
-Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
-Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir ?
-Claro que sí-dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
-También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo."
Platón, República, libro VII -